María de Miguel Molina, Universitat Politecnica de Valencia*
Como ya se ha indicado en otros posts dentro del proyecto cAIre de Odiseia, la IA generativa (IAGen) nos hace replantearnos el concepto de vulnerabilidad. Si observamos distintos estudios de nuestro directorio, hay profesiones u ocupaciones que potencialmente se ven más afectadas por esta tecnología disruptiva. Dentro de este Impacto en el Empleo, el subgrupo 2.6 (Ventajas y Riesgos de IA) es el encargado de Identificar beneficios y riesgos de la IA en el mercado laboral, especialmente para grupos vulnerables.
Aquí se ha realizado una primera aproximación para analizar cómo la IAGen puede suponer oportunidades y amenazas para algunas profesiones que tienen su base en la propiedad intelectual, los derechos de autor y la creatividad. Para ello, además del estudio de distintos documentos, se ha enviado un cuestionario a profesionales del sector para contrastar su experiencia en el uso de estas herramientas y los interrogantes que plantean.
¿Podemos entender a las Industrias Culturales y Creativas como Grupos Vulnerables?
Desde el punto de vista económico, algunas profesiones de las Industrias Culturales y Creativas (ICCs) se sienten amenazadas por estas herramientas cuando se utilizan como sustitutos de su trabajo y no como una ayuda. Además, hay una gran desconfianza sobre el uso de material propio sin consentimiento o sin una compensación por su explotación.
Algunas empresas de AIGen han adquirido los derechos de creadores de contenido o se han adherido a certificados de confianza, pero no siempre se conoce de dónde proviene el material utilizado. Un ejemplo de buena práctica lo encontramos en LifeScore, una empresa británica que, desde 2016, trabaja con los compositores un modelo de negocio basado en las personas (human-centred approach), conservando su autoría y centrándose en la calidad del producto. Se han adherido a Fairly Trained, un certificado para cualquier producto o servicio de IA que garantiza no utilizar material protegido sin consentimiento del autor.
En cualquier caso, esta amenaza depende del sector específico de las ICCs al que nos refiramos. Los profesionales del videojuego, ilustración y traducción son los más preocupados por su posible sustitución por herramientas que, por otro lado, no cuentan con un control de calidad de todo el proceso ni generan el mismo valor. Otras profesiones, como la música, arquitectura, diseño o audiovisual, al distinguir su uso sólo en alguna etapa del proceso creativo no se sienten tan relegadas. Y, finalmente, los profesionales de la comunicación son los menos intimidados porque ya las han integrado en su trabajo.
¿Esto significa que las ICC no están utilizando herramientas de IAGen?
En pocos casos no se usa ninguna, pero si se usan es de manera distinta. Como podemos observar en la imagen, la gran estrella es ChatGPT. Y ello no porque se utilice en todo el proceso, sino porque se le da un uso más de apoyo, incluso fuera del proceso creativo (como es el caso de los sectores más “vulnerables”). Por ejemplo, se utiliza para buscar información, sugerir por dónde empezar o resumir ideas. Este también sería el caso de Perplexity o Gemini. Otras son herramientas de largo recorrido que han incluido la IA, como Adobe, PhotoShop o Canva. En tercer lugar, tendríamos el grupo de herramientas que son específicas para generar contenidos alternativos, como Davinci, Runway o Midjourney.
Algunas herramientas con IAGen utilizadas por profesionales de las ICCs
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Fuente: Elaboración propia, a partir de los cuestionarios (diciembre 2024-enero 2025)
¿Y qué sucede con los grupos tradicionalmente vulnerables?
Los profesionales, además de verse algunos de ellos (económicamante) vulnerables, distinguen dos grupos. Por un lado, los vulnerables tradicionales, especialmente personas mayores para las que ha aumentado la brecha digital con la IA. Frente a ello, hay herramientas de IAGen que sí tienen en cuenta a personas con capacidades especiales. Por ejemplo, DeepL es una empresa alemana para traducción automática que, en 2018, incorporaron IA y la adaptaron a personas con capacidades especiales junto a Fable, otra empresa especializada en la co-creación digital con colectivos vulnerables para garantizar la accesibilidad.
A estos grupos vulnerables tradicionales, podríamos añadir las personas que no pueden pagar algunos servicios “extra” de IAGen. Los profesionales coinciden en que, como en muchas aplicaciones, las versiones demo son gratuitas pero las que se utilizan a nivel profesional son de pago.
El segundo grupo vulnerable para los profesionales de las ICCs serían aquellos jóvenes que se incorporan al mercado laboral y, o bien carecen de formación en IA, o las tareas por las que empiezan son precisamente aquellas sustituibles por una IAGen. Estos necesitan encontrar su hueco en un entorno nuevo, sin desmotivar su creatividad.
En resumen, ¿cuáles son las necesidades actuales y futuras de las ICCs?
Las podemos catalogar en tres grupos:
Las que dependen de las empresas de IA: transparencia en el proceso, ética en el uso de contenidos, co-creación con los autores y los grupos vulnerables.
Las que dependen de los centros educativos: especialmente formación, no sólo en las herramientas sino también en su uso desde el pensamiento crítico y su desarrollo con enfoques basados en las personas.
Las que dependen de los policymakers: co-definición de los problemas con los distintos grupos de interés, para desarrollar las políticas públicas adecuadas.
Las ICCs han pasado por muchos momentos de adaptación y esa creatividad de la que disponen les hace perfectamente resilientes para seguir adelante, pero el camino para hacerlo con éxito es un trabajo de todo el sistema, con la participación de los grupos de interés.
*M. de Miguel (mademi@omp.upv.es) trabaja en la Universitat Politecnica de Valencia las políticas y estrategias para las ICCs, junto a los profesores B. de Miguel y D. Catalá.
El subgrupo 2.6 está integrado por: Manuel Ruiz del Corral, Jeremy Mederos, Idoia Salazar y María de Miguel. Las conclusiones del proyecto se publicarán a finales de 2025.
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